Por Carlos Díaz Ojeda, General Manager de DispatchTrack Latinoamérica.
La Inteligencia Artificial ha traspasado de la ficción a la realidad con una velocidad abismante. Todas las esferas del quehacer humano han sido permeadas por estas herramientas que parecen razonar y trabajar con una inmediatez impensada para el mundo real. Entre ellas, se incluye, por supuesto el sector logístico, donde su uso se ha convertido en un pilar fundamental. Hoy ya no se trata solo de automatizar procesos, sino de reinventar por completo la forma en que las empresas planifican, ejecutan y supervisan sus operaciones. Tanto es así que actualmente se puede decir con propiedad que se ha abierto la puerta a un nuevo modelo logístico: más veloz, más preciso y, sobre todo, más rentable.
Aunque sectores como la salud, el retail y las finanzas han mostrado de manera evidente el poder de la IA, es en la logística de última milla donde se ha producido una verdadera revolución. Este tramo de la cadena de suministro —que se carectertiza por ser el más costoso y complejo—, ha sido transformado gracias a algoritmos y modelos de Machine Learning, capaces de optimizar rutas en cuestión de segundos, adaptarse a las condiciones del tráfico o el clima en tiempo real y reducir tanto el consumo de combustible como los kilómetros recorridos.
Según datos de McKensey & Company, la implementación exitosa de la gestión de la cadena de suministro basada en IA ha permitido a los primeros usuarios reducir los costos logísticos en un 15% y los niveles de inventario en un 35%, en relación con competidores que no han adoptado esta tecnología o que lo han hecho solo parcialmente. Estas cifras se dan en parte por la precisión que la IA es capaz de ofrecer, lo que a su vez permite realizar procesos más sostenibles.
El efecto en el consumidor final además ha sido innegable. En un mundo donde el comercio electrónico domina y las expectativas son cada vez más altas, los clientes demandan entregas rápidas, seguras y predecibles, tres exigencias en para esta tecnología son grandes fortalezas . La IA ha hecho posible que las empresas ofrezcan tiempos estimados de llegada con un nivel de precisión superior al 98%, lo que ha permitido ir erradicando ventanas de entrega demasiado amplias y ofrecer transparencia total sobre el estado de cada pedido.
La IA también permite personalizar las opciones de entrega según los hábitos de compra, anticipar retrasos con alertas proactivas y mantener informado al consumidor en tiempo real mediante notificaciones por correo, mensajes instantáneos o aplicaciones móviles. De esta manera, las compañías que integran IA en sus operaciones no solo cumplen con lo que el cliente espera, sino que logran superar sus ya altas expectativas.
Detrás de esta transformación se encuentra el poder del Machine Learning, que convierte grandes volúmenes de datos en acciones estratégicas concretas. En el mundo logístico, esto permite prever la demanda y ajustar los inventarios, asignar pedidos al repartidor más eficiente, identificar patrones que reduzcan errores en la operación y mejorar continuamente las rutas. En cada entrega se genera aprendizaje, y ese aprendizaje se traduce en mayor velocidad, menores costos y operaciones más rentables.
La revolución apenas comienza. Los próximos años traerán consigo chatbots capaces de gestionar pedidos y reprogramar entregas en segundos, camiones autónomos que recorrerán tanto las ciudades como tramos interurbanos y sistemas de inventario que se autoabastecen con base en la demanda real. Se trata de una tendencia irreversible. Las reglas del juego en la logística ya cambiaron y quienes se preparen hoy estarán en posición de liderar mañana, tanto en América Latina como en el resto del mundo. Quienes no lo hagan, corren el riesgo de quedarse fuera de un mercado cada vez más competitivo.