Pia Arismendi

En la era del rendimiento ininterrumpido y la gratificación instantánea, la frase "El verdadero poder no está en la prisa, sino en la pausa" emerge como un principio psicológico esencial para la salud mental, la creatividad y el liderazgo efectivo. Esta máxima desafía la tiranía del multitasking y el agotamiento, demostrando que la acción sin reflexión es una forma de debilidad, mientras que la quietud es la base de la sabiduría estratégica.


La Prisa: Un Síntoma de Ansiedad y Reactividad 


Desde la neurociencia y la psicología, la prisa constante es una manifestación de un sistema nervioso en modo de "lucha o huida" crónico. Quien vive en la prisa opera desde la reactividad, no desde la proactividad. 


Secuestro Cognitivo: La prisa activa el sistema límbico, limitando el acceso a la corteza prefrontal. Esto resulta en la "visión de túnel", donde la persona solo ve el siguiente obstáculo inmediato, perdiendo la perspectiva del panorama general. Las decisiones tomadas con prisa son, por naturaleza, impulsivas, superficiales y propensas al error. 


Agotamiento de la Creatividad: La prisa es el enemigo de la creatividad. El cerebro necesita el estado de "red por defecto" (la red neuronal activa durante el descanso o la divagación) para procesar información compleja, establecer nuevas conexiones y generar ideas innovadoras. La prisa niega este espacio. 


El poder que se busca en la velocidad es, por lo tanto, un poder superficial y autodestructivo que culmina en el burnout. 


La Pausa: El Poder de la Conciencia Plena 


La pausa no es inactividad o pereza; es un acto deliberado de atención plena (mindfulness) y restauración cognitiva. Es el punto donde el individuo recupera su locus de control interno al elegir la serenidad sobre la urgencia impuesta. 


El poder que emana de la pausa es superior porque es sostenible y estratégico:


Claridad Estratégica: La pausa permite la reorganización cognitiva. Al distanciarse de la urgencia, la mente puede evaluar las prioridades reales, prever consecuencias a largo plazo y distinguir lo importante de lo meramente urgente. Un líder que se permite la pausa toma decisiones con una claridad que el que corre nunca puede alcanzar. 


Regulación Emocional: La prisa a menudo amplifica el estrés y la frustración. La pausa, ya sea una respiración profunda o unos minutos de quietud, interrumpe el ciclo de reactividad emocional. Permite al individuo responder a una situación difícil con calma y deliberación, en lugar de reaccionar impulsivamente. Este control sobre el propio estado interno es una de las formas más elevadas de poder personal. 


Generación de Insight: Como han demostrado estudios en psicología de la productividad, las mejores soluciones a problemas complejos no llegan durante el momento de trabajo intenso, sino durante los momentos de descanso. La pausa es el "incubador" donde la información procesada se transforma en sabiduría y insight. 


En conclusión, el individuo que domina el arte de la prisa es esclavo del reloj y de las demandas externas. El individuo que domina la pausa es el verdadero dueño de su tiempo, su mente y sus decisiones. El auténtico poder reside en la capacidad de detenerse para ver el camino, garantizando que cada paso, aunque sea lento, sea tomado con la máxima intención y efectividad.


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