Edgardo Muñoz

América Latina vive una transformación sin precedentes en materia de pagos digitales, impulsada por la digitalización y el aumento de la inclusión financiera. Según la quinta edición del Índice de Inclusión Financiera (IIF) de Credicorp, la región alcanzó un puntaje promedio de 48,5 sobre 100, con Chile en el tercer lugar (56,7), solo detrás de Argentina y Panamá. 


En el caso chileno, la alta penetración del sistema bancario y el uso extendido de tarjetas de débito han favorecido la bancarización, aunque el país aún muestra una menor adopción de billeteras digitales frente a otras economías de la región. Mientras el 43% de los latinoamericanos ya posee una billetera electrónica, en Chile la preferencia sigue orientada a la tarjeta física. “Chile ha avanzado notablemente en infraestructura y confianza digital, pero todavía enfrenta el desafío cultural de migrar desde el plástico hacia soluciones 100% digitales”, afirma Nicole Revillot, Country Manager de TUU by Haulmer. 


Brasil, por su parte, se ha convertido en el referente regional gracias al éxito del sistema de pagos instantáneos Pix, implementado por el Banco Central. Hoy, Pix representa el 33% del volumen total de transacciones en el país, tanto en puntos de venta físicos como en comercio electrónico, superando incluso al uso de tarjetas de crédito y débito. Las proyecciones indican que para 2027 Pix podría superar el 50% de participación en el comercio digital, consolidando a Brasil como pionero en pagos A2A a nivel global. 


En México, el panorama es mixto: aunque la inclusión financiera creció más de 10 puntos desde 2021, el uso de efectivo sigue siendo alto, representando el 35% de las compras presenciales. Las tarjetas de crédito dominan el comercio electrónico con una cuota del 38%, pero se prevé que las de débito alcancen el 46% en 2027, impulsadas por su integración con billeteras digitales. 


Perú destaca como uno de los mercados más dinámicos en transformación digital. Las aplicaciones de pago Yape y PLIN alcanzaron una adopción masiva, con un 54% y 34% de los consumidores utilizándose para pagos en comercios físicos, respectivamente. 


En ese contexto, la innovación también está transformando la experiencia de pago de los comercios chilenos. “Hoy la innovación no pasa solo por aceptar pagos digitales, sino por entregar herramientas que simplifiquen la gestión del negocio. En TUU, por ejemplo, hemos incorporado funcionalidades como pagos en cuotas sin comisión para el comercio, abonos inmediatos en menos de 15 minutos y terminales que permiten emitir boletas, gestionar inventario y cobrar tanto en tienda como online desde un mismo dispositivo. Este tipo de soluciones acercan la digitalización a los emprendedores de manera concreta y accesible”, señala Revillot. 


El panorama muestra una región diversa pero convergente en su camino hacia los pagos digitales. América Latina ya cuenta con un ecosistema fintech que creció un 340% entre 2017 y 2024, y se espera que 35 millones de nuevos usuarios se conecten a internet entre 2024 y 2026, potenciando aún más la adopción de estos métodos. 


En Chile estamos viendo cómo los pagos digitales se consolidan no sólo como una alternativa tecnológica, sino como un motor de inclusión y desarrollo. Además, nuestro sistema de transferencias electrónicas ya es uno de los más avanzados de la región: las transacciones son inmediatas, sin comisiones interbancarias y de uso masivo, lo que explica por qué el país no ha necesitado un sistema similar a Pix. En Brasil, en cambio, las transferencias tradicionales eran lentas y con costos asociados, lo que impulsó el éxito de ese modelo. La clave estará en seguir fortaleciendo la educación financiera y la interoperabilidad entre plataformas para lograr una adopción realmente masiva”, concluye Revillot.

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