Columnas de opinión

Por Dr Jorge Jalil, presidente de la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (SOCHICAR). 


Con motivo del Día Mundial del Corazón, que se conmemora cada 29 de septiembre, resulta oportuno detenernos a reflexionar sobre la preparación de los futuros cardiólogos y los retos que enfrentarán en el ámbito de la salud cardiovascular. En los últimos años, esta especialidad ha experimentado avances muy importantes en diagnóstico, en prevención y en tratamiento, lo que ha abierto nuevas áreas de desarrollo y ha elevado la complejidad en la toma de decisiones clínicas. Esto exige que las nuevas generaciones de especialistas, además de dominar estas herramientas, adopten una visión integral que ponga al paciente en el centro de su quehacer. 


En nuestro país, la formación de cardiólogos depende de las Escuelas de Postgrado de las universidades, responsables de diseñar y coordinar los programas académicos de acuerdo con distintos perfiles de egreso. Actualmente, son nueve los centros formadores en esta disciplina, y todos cumplen un papel esencial para garantizar que los futuros especialistas adquieran las competencias necesarias para responder a los desafíos presentes y futuros en la atención cardiovascular. 


Dr Jorge Jalil, presidente de la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (SOCHICAR).

Dentro de los objetivos de SOCHICAR están el impulsar la discusión sobre los problemas propios de la especialidad, la promoción de iniciativas que favorezcan su desarrollo, la educación continua y la investigación en área cardiovascular. En este contexto, la docencia, la investigación y el acompañamiento a los médicos en formación ocupan un lugar prioritario en nuestra agenda. Esta preocupación motivó la elaboración de un artículo especial, publicado en la Revista Médica de Chile y en la Revista Chilena de Cardiología, donde se aborda la formación de estos temas en profundidad. 


Desde nuestra mirada, un cardiólogo debe adquirir conocimientos clínicos sólidos que le permitan prevenir, diagnosticar, tratar y rehabilitar enfermedades cardiovasculares. También es necesario que desarrolle una formación integral sustentada en principios éticos, vocación de servicio, sensibilidad social y un respeto incondicional por la persona. La etapa de formación como cardiólogo es también un período especial para realizar investigación en el área: clínica, epidemiológica y eventualmente preclínica. Desarrollar estas capacidades le permitirá conducir equipos de salud, mantenerse en constante perfeccionamiento mediante la educación continua y el análisis crítico de la evidencia científica, e involucrarse activamente en investigación, docencia y extensión, aspectos que se sabe repercuten positivamente en la calidad de atención y en los resultados en salud. 


En este Día Mundial del Corazón, la invitación es a reflexionar sobre cómo estamos preparando a quienes tendrán la responsabilidad de llevar adelante los avances en la salud cardiovascular de nuestra población en los próximos años.


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