Pia Arismendi

El Día de Muertos es un puente espiritual, y el altar de ofrendas es su pasarela principal. Más que una decoración, es un acto de amor y memoria, donde cada elemento posee un simbolismo ancestral que asegura el buen viaje y la feliz estancia de nuestros seres queridos en el mundo de los vivos. 


Aquí desglosamos cada componente esencial y te ofrecemos una guía práctica para construir un altar de muertos en tu propio hogar, honrando esta rica tradición. 


Los Detalles que Crean el Portal 


El altar es una representación simbólica de los niveles que debe cruzar el alma. Tradicionalmente, se construyen en dos o tres niveles. 


Dos Niveles: Representan la división del cielo y la tierra. 


Tres Niveles: Representan el cielo, la tierra y el inframundo, o bien la Santísima Trinidad. 


1. Guía y Purificación   


Flores de Cempasúchil: La "flor de veinte pétalos" es la estrella del altar. Su color amarillo-naranja intenso y su aroma penetrante guían el camino de las almas desde el cementerio hasta la ofrenda. Se usan para formar arcos (que simbolizan la entrada al mundo de los muertos) y caminos desde la puerta hasta el altar. 


Copal e Incienso: Su humo fragante tiene dos funciones: purificar el ambiente de malos espíritus y elevar las plegarias. Es el aroma sagrado que acompaña la bienvenida. 


Cruz de Cal: Se traza en el suelo o sobre el altar para que el alma se arrepienta de sus culpas pendientes al llegar. 


2. Luz, Agua y Elementos Esenciales   


Veladoras y Cirios: La flama es la luz, la fe y la esperanza. Cada vela representa a un difunto, y si son cuatro, simbolizan los puntos cardinales, asegurando que el alma no se pierda. 


Agua: Un vaso con agua se coloca para saciar la sed del espíritu después del largo viaje desde el Mictlán. 


Sal: Símbolo de purificación y se utiliza para que el cuerpo del difunto no se corrompa en su viaje de ida y vuelta. 


Petate o Mantel Blanco: Se usa para delimitar el espacio sagrado y sirve como lugar de descanso para el alma. 


3. El Banquete del Reencuentro 


Pan de Muerto: Con su característico sabor a azahar y las "canillas" que simulan los huesos, es el manjar fraternal que simboliza la generosidad del anfitrión. 


Calaveritas de Azúcar o Chocolate: Representan a la Muerte, pero con un sentido dulce y juguetón. Llevan inscritos los nombres de los difuntos (y a veces, de los vivos) para recordarnos que la muerte es parte de la vida. 


Comida Favorita: Se incluyen los platillos y bebidas que el difunto disfrutaba en vida (mole, tamales, chocolate, café, tequila, etc.). Este es el acto más personal de la ofrenda. 


Fruta de Temporada: Mandarinas, caña y tejocotes son comunes, representando la generosidad de la tierra. 


4. Recuerdo y Honor 


Fotografía del Difunto: Esencial para recordar a quién está dedicada la ofrenda, colocada en el nivel más alto del altar. 


Objetos Personales: Se colocan prendas de vestir, juguetes (si el difunto es un niño), herramientas o cualquier objeto que evoque sus pasiones o profesión. 


Papel Picado: Sus coloridos diseños (calaveras, flores, figuras danzantes) representan la alegría de la festividad y el elemento del viento. 


¡Manos a la Obra! Cómo Hacer tu Propio Altar   


Construir un altar es un proceso de meditación y amor. No hay reglas estrictas; la intención es lo que cuenta. 


Define el Nivel: Decide si será de dos o tres escalones. Puedes usar cajas, mesas o estantes. Cúbrelos con un mantel blanco o un petate. 


Crea el Arco: Coloca el arco de cempasúchil en el nivel superior para simbolizar la entrada. 


Coloca el Retrato y la Luz: En el nivel más alto, coloca la foto y las velas. 


Distribuye la Esencia: En los niveles intermedios, coloca el vaso de agua, la sal, el copal humeante y el papel picado. 


Sirve el Banquete: En el nivel inferior o en el suelo, acomoda la comida, bebida, fruta y el pan de muerto. 


Traza el Camino: Crea un camino de pétalos de cempasúchil desde la entrada de tu casa o habitación hasta el altar. 


Honra y Recuerda: Reúnete con tu familia para encender las velas y contar anécdotas de los difuntos. 


El altar de muertos es, al final, una cálida invitación: una forma de decir a quienes ya partieron, "Están en casa. Bienvenidos de nuevo".

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