Una investigación publicada en Science Advances plantea una hipótesis provocadora: la Tierra primitiva no era un planeta apto para la vida y solo se volvió habitable tras un impacto afortunado con otro cuerpo celeste.
El equipo liderado por Pascal Kruttasch y Klaus Mezger aplicó un método basado en el sistema isotópico 53Mn-53Cr, una especie de “reloj químico” que permite fechar con gran precisión los eventos de diferenciación temprana del planeta.
Los científicos encontraron evidencia de que la composición inicial de la Tierra estaba prácticamente desprovista de elementos volátiles, y que estos llegaron después mediante una colisión con un planeta del tamaño de Marte, identificado por algunos modelos como Theia.
Este choque no solo aportó agua y carbono, sino que también podría haber dado origen a la Luna. La reconstrucción cronológica, basada en mediciones isotópicas de manganeso y cromo, indica que la Tierra fijó su estructura química en una etapa muy temprana, antes de recibir estos compuestos esenciales.
El estudio sugiere que la existencia de un planeta habitable puede depender tanto de su posición o tamaño como de una cadena de coincidencias astronómicas. Si este escenario es correcto, la vida en la Tierra no fue inevitable, sino una consecuencia del azar cósmico.
Fuente: Time of proto-Earth reservoir formation and volatile element depletion from 53Mn-53Cr chronometry