El NAD⁺ actúa como regulador del metabolismo energético en las células. En términos deportivos, esto se traduce en una mayor eficiencia en la producción de ATP, la molécula energética que alimenta cada contracción muscular. A medida que envejecemos, los niveles de NAD⁺ disminuyen, lo que puede provocar fatiga, pérdida de fuerza y menor capacidad de recuperación.