Columnas de opinión

Por Dr. Luis Montel especialista en medicina deportiva, traumatología, estética, nutrición y anti-envejecimiento.


En un mundo donde el Alzheimer afecta a más de 55 millones de personas, España podría tener en su cocina una de las armas más poderosas para combatir esta enfermedad neurodegenerativa. Nuevas investigaciones científicas han confirmado lo que muchos intuían: la dieta mediterránea, rica en ingredientes tradicionales españoles, no solo protege el corazón, sino también el cerebro. 


Un metaanálisis reciente publicado en Geroscience analizó 23 estudios sobre la relación entre la dieta mediterránea y el deterioro cognitivo. Los resultados son contundentes: reducción del 30% en el riesgo de desarrollar Alzheimer, disminución del 18% en la tasa de deterioro cognitivo leve y menor prevalencia de demencia de origen vascular. 


Dr. Luis Montel

Estos hallazgos refuerzan la idea de que la salud cerebral está íntimamente ligada a la vascular, y que los alimentos que favorecen una buena circulación también pueden proteger nuestras neuronas. 


¿Qué tiene la dieta mediterránea que la hace tan especial? 


La versión española se basa en ingredientes frescos, locales y mínimamente procesados. Entre los más destacados: 


  • Aceite de oliva virgen extra: fuente de antioxidantes y grasas monoinsaturadas. 
  • Pescado azul: rico en omega-3, esencial para la función neuronal. 
  • Verduras de hoja verde: como espinacas y acelgas, asociadas con menor carga de β-amiloide. 
  • Frutas, legumbres y cereales integrales: regulan el metabolismo y reducen la inflamación. 


Además, el patrón alimenticio incluye un consumo moderado de vino tinto y una baja ingesta de carnes rojas y productos ultraprocesados. 


El eje intestino-cerebro: una nueva frontera 


La ciencia está empezando a entender el papel del microbioma intestinal en la salud cerebral. Los alimentos fermentados como el yogur natural, el queso manchego curado y el vinagre de Jerez podrían tener un efecto positivo en la comunicación entre el intestino y el cerebro, modulando la inflamación y la producción de neurotransmisores. Con estos datos en la mano, España tiene la oportunidad de liderar una revolución nutricional que no solo promueva la longevidad, sino también la calidad de vida cognitiva. Iniciativas como la inclusión de menús mediterráneos en hospitales, escuelas y residencias de mayores podrían convertirse en políticas públicas de salud preventiva.


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