Por Doreen Colondres lacocinanomuerde.com
¿Sientes tu cuerpo inflamado sin razón? Como si la ropa encogiera sola o como si alguien te hubiera rellenado de aire mientras dormías. La inflamación crónica es casi un tema “trendy”, y muchas veces viene acompañada de cansancio, digestiones lentas, hinchazón y hasta cambios de ánimo.
La buena noticia: lo que comemos puede ser nuestra mejor defensa. No hace falta una dieta extrema, tratamientos, ni suplementos con nombres impronunciables. Basta con volver a la comida real, ingredientes de calidad y un poco más de cocina en casa.
¿Qué alimentos ayudan a desinflamar?
Frutas y vegetales frescos, de colores vivos como berries, zanahoria, remolacha, piña, y hojas verdes. Mejor si son orgánicos y de variedades heirloom (ancestrales).
Más pescados ricos en omega-3 y menos carnes rojas, como sardinas, salmón y atún. Lo ideal: pesca salvaje (wild) y lo más cercano a tu zona. Aceite de oliva extra virgen, aguacate (fresco, no de pote), nueces y semillas.
Legumbres, granos integrales y yogur griego natural (sin sabores).
Especias y hierbas como cúrcuma, jengibre, laurel, comino, ajo, romero, perejil y canela.
No es una lista mágica ni perfecta. Se trata de construir un estilo de vida más consciente. ¿Conoces la famosa dieta mediterránea? Pues su filosofía también es antiinflamatoria: comida de temporada, local, simple y hecha en casa.
Comer fuera está bien… pero no siempre te ayuda
Yo también disfruto salir a comer, que me sirvan y que me sorprendan. Pero cuando buscamos sentirnos ligeros, con más energía y menos inflamación, hay que recordar algo: los restaurantes cocinan para sus márgenes financieros, no para tu salud.
La mayoría usan aceites refinados, ingredientes económicos, precocinados, y con frecuencia con exceso de grasas saturadas, sal, azúcar y aditivos. Es negocio.
Come más en casa (y no hace falta ser chef)
Cuando cocinas en casa, tú decides tu tienes el control. Y eso no solo se nota en la barriga… se nota en tu piel, en tu digestión, en tu sueño y hasta en tu ánimo.
Comprar mejor no es gastar más, es saber elegir. A veces, una simple ensalada de garbanzos con verduras, fruta, huevo de granja, aceite de oliva y unas hierbas vale más que mil batidos detox.
Comer bien no tiene que ser complicado, ni aburrido. Tiene que ser tuyo. Para tu salud, tu energía, tu día a día. Y si a eso le sumas algo de movimiento, caminar más, bailar, hacer ejercicio—lo que sea que te guste—completas la fórmula para sentirte bien, por dentro y por fuera. Mental y físicamente. ¡La cocina no muerde!