Por Carlos Díaz Ojeda, General Manager de DispatchTrack Latinoamérica.
2026 será un año decisivo para la logística de última milla en América Latina —un punto de inflexión donde la innovación tecnológica, la sostenibilidad y la colaboración redefinirán la forma en que entregamos valor al cliente final.
El ritmo con el que crece el comercio online mantuvo su paso acelerado en 2025, tanto en Chile como en el mundo, y tanto en fechas normales, como en los grandes hitos comerciales. En este escenario y con la llegada de un nuevo año, los desafíos para el comercio electrónico y la transformación de la logística urbana, tienen nuevos focos y necesidades en las que es fundamental pensar.
Un punto fundamental es consolidar operaciones más colaborativas y optimizadas, a través de plataformas que permitan a distribuidores y retailers compartir rutas y capacidades, reduciendo kilómetros recorridos y optimizando costos logísticos. Esa mutualización de operaciones, entre distintos sectores (retail, B2B, industria), se está consolidando como un estándar de eficiencia.
Otro factor de fundamental relevancia será avanzar en infraestructura de proximidad, como micro-hubs y centros urbanos. Con la finalidad de reducir tiempos y costos de entrega en zonas congestionadas, se vislumbra y hace cada vez más necesario un crecimiento en micro-centros de distribución ubicados estratégicamente cerca de zonas urbanas. Su importancia radica en que esto acorta la distancia entre almacén y cliente final, y permite entregas más ágiles, en un mundo ya cada vez más acostumbrado al quick commerce y tiempos mínimos de espera. Esto, sin embargo, sin descuidar el corazón mismo del comercio electrónico: la tecnología. El uso de Inteligencia Artificial, Machine Learning y automatización será clave para optimizar rutas, predecir demanda, asignar cargas, reducir errores y mejorar la precisión operativa.
Respecto de la experiencia del cliente, se vuelve un factor diferencial lograr ofrecer ventanas de entrega personalizadas, opciones de recolección en lockers o puntos de conveniencia, click-and-collect desde tiendas físicas, y canales de notificación y rastreo más transparentes. Así también la gestión eficiente de devoluciones (logística inversa). Con el auge del e-commerce, la devolución de productos se consolida como un reto estratégico y en 2026, la logística inversa dejará de verse como un costo para transformarse en una pieza clave de la satisfacción del cliente, con trazabilidad, automatización y flujos optimizados.
Finalmente, la sostenibilidad y responsabilidad ambiental debe mantenerse como un estándar en el nuevo año que comienza. El uso de vehículos eléctricos, bicicletas o motocicletas eléctricas en zonas urbanas, rutas optimizadas que reduzcan emisiones, y empaques sostenibles serán cada vez más valorados. Las empresas que adopten modelos de "última milla verde" no solo contribuirán al medio ambiente, sino que también mejorarán su eficiencia operativa.
Para estar a la vanguardia en 2026, las empresas deben abrazar la tecnología, la colaboración y la sostenibilidad. En esta triada es fundamental el uso herramientas robustas que permitan a las organizaciones orquestar sus operaciones de entrega con eficiencia, visibilidad y enfoque en la experiencia del cliente.