Pia Arismendi

En un panorama social dominado por la sobreinformación y la necesidad de autoafirmación constante, la sabiduría popular nos ofrece un contrapunto esencial: "El verdadero poder no está en hablar más fuerte, sino escuchar profundo". Desde la psicología de la comunicación y el liderazgo, esta frase desmantela la vieja noción de poder basada en la dominación verbal y la autoridad impositiva, para revelar una forma de influencia mucho más sutil, efectiva y transformadora: la Escucha Activa.


La Psicología Detrás del Grito 


Históricamente, el volumen alto y la interrupción se han asociado con el dominio. En psicología, esta necesidad de "hablar más fuerte" a menudo es una manifestación de inseguridad o de un locus de control externo. Quien necesita imponer su voz para ser escuchado, en realidad teme no ser validado o que su argumento no sea lo suficientemente sólido. El ruido, en este contexto, no es una herramienta de poder, sino una estrategia defensiva que busca silenciar la disidencia en lugar de comprenderla. 


Este estilo de comunicación genera resistencia, pasividad y resentimiento en el receptor. Aunque el orador logre su objetivo superficialmente (que se haga su voluntad), fracasa en la tarea crucial de construir conexión, confianza y compromiso genuino. 


La Escucha Profunda como Herramienta de Poder 


El acto de "escuchar profundo" es radicalmente diferente a la simple acción de oír. Implica la Escucha Activa (un concepto clave de la terapia humanista), donde el receptor no solo capta las palabras, sino también el tono, el lenguaje corporal, las emociones subyacentes y aquello que se calla. Es un ejercicio de empatía cognitiva y validación emocional. 


El poder que emana de esta práctica es doble: 


Conquista de la Información: Quien escucha profundamente accede a información crítica que el hablador más fuerte siempre ignora: los verdaderos miedos, las motivaciones ocultas y las objeciones no expresadas. En la negociación, el liderazgo o la resolución de conflictos, esta información es la moneda de cambio más valiosa. 


Construcción de Confianza: Al validar la experiencia del otro, el oyente desarma la postura defensiva del interlocutor. La persona que se siente genuinamente escuchada desarrolla lealtad y respeto hacia quien le otorga ese espacio. Este no es un poder impuesto, sino un poder otorgado voluntariamente, lo que lo hace mucho más duradero. 


Liderazgo y Autoridad Genuina 


En el ámbito del liderazgo, la frase cobra una importancia capital. Los líderes que escuchan profundamente no necesitan gritar para establecer su autoridad; su poder reside en su capacidad para sintetizar perspectivas, anticipar problemas y hacer que cada miembro del equipo se sienta parte integral de la solución. 


En definitiva, la voz alta es la herramienta del ego reactivo, que busca imponer una visión. La escucha profunda es la práctica del liderazgo maduro y estratégico, que se retira del foco para comprender el ecosistema completo. Es la diferencia entre tener la última palabra y tener la mejor decisión. El verdadero poder, en la interacción humana, se ejerce desde la calma de la comprensión, no desde el estruendo de la imposición.

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