Columnas de opinión

Por Mario J. Paredes, empresario y filántropo, presidente de Somos Community Care y miembro de Vacation is a Human Right Foundation (VIAHR).


Asistimos al surgimiento de un nuevo y poderoso liderazgo, de hombres y de mujeres jóvenes que, dirigiendo grandes empresas de tecnología y telecomunicaciones, van convirtiendo en vetustas otras formas y otros tipos de liderazgo hasta aquí conocidos y aceptados. Lo mismo podríamos decir de líderes políticos jóvenes que van abriendo brecha a nuevas formas de entender el ejercicio del liderazgo. 


Se trata de un nuevo liderazgo menos piramidal y más horizontal, en el que se prioriza la meritocracia y la disrupción sobre formas anquilosadas de jerarquías. En la política, también asistimos a nuevas formas que pretenden mayor conexión con los clamores mayoritarios, mediante la interacción más directa. 


Todo lo cual significa que el liderazgo actual se construye y evalúa por la capacidad de navegar en ecosistemas inéditos y complejos y por la habilidad de inspirar confianza en medio de la información abrumadora y de cambios permanentes y rápidos. 


Mario J. Paredes, empresario y filántropo, presidente de Somos Community Care y miembro de Vacation is a Human Right Foundation (VIAHR).

Hay rasgos conocidos del líder auténtico que perduran, tales como la capacidad de influir, motivar y guiar a un grupo de personas hacia el logro de un objetivo común. La habilidad para no solo enfocarse en las metas, sino en la preocupación por el desarrollo y bienestar de quienes lo siguen, para establecer ambientes de trabajo positivos y colaborativos. 


Pero este rol puede, fácilmente, conducir al síndrome de burnout, tanto en el líder como en todo el equipo. Porque un liderazgo irresponsable, negativo, ineficaz puede fácilmente llevar al agotamiento personal y organizacional, y al padecimiento de enfermedades físicas y mentales, además del alto costo y pérdidas en producción y aspectos financieros. 


Y aunque proporcionar estadísticas sobre la afectación por burnout en el liderazgo es complejo, aquí van unos ejemplos: un 40% de los líderes estresados están considerando renunciar a sus funciones para priorizar su bienestar; más del 50% de los líderes empresariales buscan nuevos empleos debido al estrés; cerca de 8 de cada 10 empleados experimentan burnout en el trabajo; el 48% de los trabajadores en EEUU están buscando activamente otras opciones de empleo, debido al estrés laboral; y los problemas de salud mental le cuestan a la economía mundial alrededor de $1 billón de dólares en pérdida de productividad anualmente. 


Entonces, ¿cómo liderar, de manera sostenible, sin desgastarse? ¿Cómo liderar, de manera consciente y priorizando el bienestar integral del líder y del equipo? ¿Cómo liderar cuidando la salud y la estabilidad emocional manteniendo un entorno de trabajo productivo y saludable? 


El primer paso consiste en reconocer las propias señales de estrés y fatiga. Es crucial establecer límites claros entre la vida laboral y la personal, desconectarse del trabajo fuera de horario y dedicar tiempo a actividades que recarguen la energía. 


Un líder efectivo confía en su equipo, delega responsabilidades, empodera a sus colaboradores y desarrolla la capacidad de resiliencia en la adversidad. Esto se logra a través de la formación en inteligencia emocional, el manejo del estrés y la búsqueda de apoyo profesional. 


Promover la desconexión digital y respetar los tiempos de descanso de los empleados son prácticas que un líder debe respetar y dirigir. Reconocer el esfuerzo y los logros del equipo, ofrecer retroalimentación constructiva y crear un espacio seguro, donde los miembros puedan expresarse sin temor, son acciones que fortalecen la moral y reducen el estrés. 


Evitar el “micromanagement” (supervisar cada pequeño detalle) demuestra confianza en las habilidades del equipo y permite trabajar de forma más eficiente y con mayor sentido de propósito. 


Urge pasar de un modelo de “sacrificio” a uno de “autocuidado” y “gestión inteligente”. El autocuidado no es un lujo, es una competencia de liderazgo esencial. Esto incluye saber decir “no” a tareas que no son prioritarias y desconectarse del trabajo fuera del horario laboral. 


La propuesta actual de nuevos protagonistas y formas de liderazgo exige una nueva visión, personal e institucional, según la cual el descanso se considere un derecho humano.

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