A puertas de un nuevo Halloween, donde el rito de la noche de brujas se ha consolidado como un fenómeno de consumo global, las plataformas de streaming se convierten en el epicentro de la temporada. Sin embargo, al analizar el catálogo chileno de Netflix, la promesa de una inmersión en el "terror antiguo" se desvanece, dejando en evidencia una brecha generacional y una miopía curatoría que ignora los cimientos del género.
La oferta para este 2025, si bien robusta en cantidad, se inclina drásticamente hacia el horror moderno y de manufactura propia. Nombres como El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro, La maldición de Hill House o títulos recientes de éxito como Verónica, ¡Huye! o Halloween (la versión de 2018), dominan la cartelera. Este fenómeno plantea una pregunta crítica: ¿Dónde están los espectros de la vieja escuela?
La Tiranía de la Novedad y el Algoritmo
El "terror antiguo" no es solo cine en blanco y negro; es la esencia del horror psicológico, el gótico y la creación de atmósferas sin depender del gore o el susto fácil (jumpscare). Hablamos de la escuela de la Universal (Drácula, Frankenstein), de Hammer Films, o de pilares como Psicosis (1960), El Exorcista (1973), Alien, el octavo pasajero (1979) o El Resplandor (1980).
El análisis del catálogo de Netflix Chile revela una escasez preocupante de estos títulos fundamentales. La plataforma, impulsada por algoritmos de retención y la necesidad de justificar las producciones originales, prioriza:
El Horror de Marca Propia: Películas y series con el sello "Netflix Original" (como las basadas en obras de Stephen King, tipo 1922 o El juego de Gerald), asegurando la exclusividad y el tráfico de suscriptores.
Slasher y Screamers de Última Generación: Títulos que apelan a la audiencia joven y que circulan mejor en redes sociales, relegando la lentitud y la riqueza visual de los clásicos.
El Desafío de la Curaduría Nostálgica
La ausencia de obras maestras del terror clásico no es un simple descuido; es un reflejo de los altos costos de licencias y la fragmentación de derechos de autor. Los grandes estudios (como Warner Bros. o Universal) a menudo reservan sus joyas de catálogo para sus propias plataformas de streaming (Max, Peacock, etc.).
Para el espectador chileno que busca la nostalgia de las películas que definieron el género, Netflix ofrece una experiencia incompleta:
Faltan los Pilares Fundacionales: Es difícil encontrar el suspenso gótico de un Hitchcock (Los pájaros) o la claustrofobia demoníaca de La Semilla del Diablo (1968), películas que hoy residen en catálogos menos masivos o en arriendos.
La Sustitución: En lugar de los clásicos, la plataforma ofrece series de antología como El Gabinete de Curiosidades, que intenta replicar el estilo gótico y de cuento macabro de la vieja escuela, pero sin el peso histórico de las obras originales.
Un Halloween Sin Fantasmas del Pasado
Este Halloween 2025 en Netflix Chile será, por defecto, un maratón de terror contemporáneo. La plataforma logra asustar, pero falla en educar y en rendir tributo al linaje del miedo. El terror clásico, con su elegancia narrativa, su manejo de la luz y la sombra, y su enfoque en el pánico psicológico antes que en el desmembramiento, es el verdadero "fantasma" que se niega a aparecer en la pantalla de la gran N roja.
El suscriptor debe conformarse con que el espíritu de los clásicos es evocado a través de producciones modernas que citan o reinterpretan, en lugar de poder experimentar la tensión original. En la era del streaming masivo, la curaduría del miedo parece ser menos una labor de rescate cultural y más una fría decisión algorítmica.