En los últimos años, Chile ha sido testigo de una verdadera revolución silenciosa: la forma en que pagamos está cambiando a una velocidad vertiginosa. Lo que antes implicaba sacar la billetera y contar billetes o buscar una tarjeta, hoy se resume en un simple toque en la pantalla del celular. Este cambio, impulsado principalmente por los Millennials y la Generación Z, refleja mucho más que una preferencia tecnológica; es una transformación cultural en torno al consumo, la confianza digital y la sostenibilidad.