La obsesión por perseguir a alguien que no está en nuestra misma sintonía tiene raíces profundas en nuestras inseguridades y en la necesidad de sentirnos validados por la atención de otros.
Se espera que seamos productivos, optimistas y resilientes en todo momento, como si la mera existencia implicara una obligación perpetua de mostrar una sonrisa forzada.
"Yo sí creo que las personas cambian, porque yo cambié en pensamientos para ser mejor persona y jamás volver a lastimar a alguien y pensar dos veces antes de actuar."